Los grandes olvidados de esta pandemia piden su lugar a gritos.
Desde hace más de un año la pandemia golpea de forma inmisericorde a todo el sector cultural. Nosotros nos centramos en la parte de la música, un sector que esta sintiendo de forma muy directa todos los cierres perimetrales y reducciones de aforo y que parece que poco a poco va sacando la cabeza.
En los últimos meses hemos visto como algunas localidades han ido presentando ciclos de conciertos que tienen una pinta increíble, eso no se puede negar. Las bandas grandes quieren volver a sus rutinas, y ojo, que es totalmente licito y hasta bueno, eso significa el sector empieza a ver la luz al final del túnel.
Pero en todos los ciclos que estamos viendo notamos la falta de las bandas emergentes, como siempre las grandes perjudicadas del entramado del actual negocio de la música. Muchos promotores, no todos, apuestan por la formula de siempre: llevar bandas grandes, vender muchas entradas y sacar el máximo posible de beneficio.
En esta actual formula de ciclos de verano las bandas emergentes salen siempre perdiendo, ya que se pierde la figura del ¨telonero¨que era en muchas ocasiones la única manera para la banda emergente de darse a conocer ante un publico superior al que ellos pueden tener de normal y de llegar a poder cobrar una cantidad ¨decente¨por tocar en un concierto. Hemos de puntualizar que no todos los ciclos son así, pero la gran mayoría apuestan por lo mismo.
Y es que estos ciclos veraniegos llegan para sustituir a los festivales de antaño, si aquellos que tanto echamos de menos, ya que al menos en ellos había cabida para las bandas que están intentando sacar la cabeza. Es por eso que demandamos desde Ballesterock más atención para las bandas emergentes, son el tejido esencial del panorama musical nacional. Vetusta Morla, Izal o Viva Suecia estuvieron en algún momento en ese lugar y si a las actuales formaciones se les quita los grandes escenarios para poder mostrar sus trabajos, estamos haciendo que toda una generación entera de músicos y músicas vean imposible el seguir con sus proyectos.
Creemos que hay espacio para todos y que las bandas grandes y las emergentes también pueden convivir en tiempos de pandemia, solo hace falta que las personas que tienen el dinero quieran apostar por ellas, ya que como siempre ha pasado, las bandas no defraudan.
Y si, las salas están volviendo a abrir y con ello le dan un soplo de aire a todas las bandas que están deseosas de tocar en directo, pero ojo, que esto no debería suponer el volver a la época prepandemia, aquella donde había alquileres altos, aquella donde algunas condiciones de alquiler eran abusivas. Damas y caballeros de las salas de concierto, nosotros nos hemos puesto de su lado cuando les han venido muy mal dadas, ahora por favor, recuerden que hay bandas y promotoras que intentan sacar el cuello igual que ustedes, con lo que intenten tener un poco de empatía con ellos.
Este articulo es un alegato en favor de todas esas bandas que se dejan la piel día tras día intentando sacar adelante sus proyectos, aún a sabiendas de que el resultado no será bueno. Seguramente sea difícil cambiar algo, el negocio es el que es, pero esperemos no tener que arrepentirnos dentro de un tiempo de que no salen bandas nuevas o que las salas de conciertos deben de cerrar por no tener bandas para programar.