Descubriendo nuevos rincones musicales del mundo.
Un viaje siempre es la ventana perfecta a nuevas experiencias. Experiencias que te marcan y te llenan por igual y en las que descubres lugares y personas que hacen tu mundo mucho más grande y rico. Esto es lo que me paso durante los 17 días que estuve de luna de miel.
Nuestra primera parte del viaje nos llevo a Nueva York. Y es que llegar a Nueva York es llegar a la ciudad donde literalmente no se duerme. Una ciudad llena de vida y sumida en un constante ir y venir de personas por sus amplias avenidas. Es en ese constante ir y venir de personas cuando tus pasiones afloran de una manera que no puedes detener.
Nueva York destila música por los cuatro costados, en cualquier lugar te puedes encontrar a alguien tocando un instrumento. Ir caminando por la sexta avenida al salir de Bryant Park y encontrarte a dos músicos improvisando con una batería y una guitarra en plena calle es algo que por lo menos a mi me dejo totalmente embobado. Calidad había en esos dos músicos, pero sobre todo lo que más me llamo la atención fue el respeto de todo el mundo por lo que estaba haciendo.
Por supuesto que Nueva York tiene mucho más que ofrecer, a nivel de clubs es una autentica locura y pese a que tenia en mente visitar muchos lugares, el ritmo de la ciudad es el que es y te va agotando poco a poco. Aún así tuvimos la suerte de poder visitar dos templos de la música como el Café Wha?, lugar donde genios de la música como Bob Dylan, Jimi Hendrix o Bruce Springsteen han dejado su huella.
El Café Wha? esta situado en el soho, lejos del bullicio y de los rascacielos. Pasear hasta allí, sobre todo en estos meses es una experiencia que recomiendo a todo el mundo. Nada más llegar al lugar te das cuenta de la mística del lugar, un enorme poster de Jimi Hendrix preside las escaleras que dan acceso a la sala. Dentro una acústica impresionante te recibe antes de que tomes asiento y pruebes cualquiera de las cervezas o cocteles que presiden su carta. Nosotros turismo suerte y pudimos ver en directo las actuaciones de Jack West y de la banda del Café Wha.
Otras dos paradas obligatorias deben de ser Blue Note Café, templo del mejor blues y jazz por donde han pasado grandes como Miles Davis o John Coltrane. Situado en la tercera avenida, se puede visitar a cualquier hora del día, en nuestro caso llegamos a medio día del sábado después de estar viendo un partido de baloncesto callejero justamente al lado del Blue Note.
Otro lugar con mucho encanto es el Teatro Apollo, situado en pleno Harlem. Su mítica fachada y su paseo de la fama a la entrada del Teatro te hacen sentir la mística del lugar. Nombres como Michael Jackson, Stevie Wonder o Diana Ross o Ella Fitzgerald han tocado en su escenario.
Visitar este Teatro se hace también indispensable por el barrio en el que se encuentra. Y es que Harlem es un lugar para visitar, con sus tiendas, sus cafeterías y su luz. Y es que el barrio desprende una luz especial. Pasear por sus calles te hace transportarte a otra época y que os llevara al Teatro Apollo y directamente a Central Park.
Ya en Central Park y como fanático de The Beatles la parada obligada fue el memorial Strawberry Fields en memoria de John Lennon. Justo en frente de los edificios Dakota donde falleció y en el que siempre encontramos a alguien tocando algún tema del ex-beatle. Un lugar con mucho simbolismo y que los fans de la banda sabrán apreciar. Y es así como pasamos nuestros días en la Gran Manzana, largos paseos, muchos tópicos y sobre todo mucha música.