¿Cómo sonaría Bach si se hubiera dedicado a la música electrónica?

Ante este titular no nos queda más que indagar más sobre este proyecto. Y es que estamos ante Navvier, electrónica barroca hecha en Valencia.
Por desgracia nunca sabremos cuál habría sido el resultado de ofrecer a genios de la música “clásica” de la talla de Vivaldi o Chopin todas las posibilidades técnicas musicales que hoy en día están al alcance de cualquiera. Puede que hubieran encontrado muy útil el componer en lenguaje “midi” todas sus obras y que Beethoven pudiera ver desde su macbook pro, sentado frente a la estufa, cómo quedaba la novena sinfonía antes de estrenarla en Viena.
Quizás la abundancia de medios habría aturullado a más de uno, o quizás la industria discográfica habría llevado a unos cuantos a darse al comerciales por una buena untada. El caso es que nos quedaremos con las ganas de saberlo.

Lo que sí que podemos encontrar hoy en día, es algún que otro artista amante de la música clásica y a su vez de la electrónica. Artistas con afán de unir estos dos mundos y dotar a la autenticidad del primero con las posibilidades tecnológicas que ofrece el segundo.
Entre ese reducido grupo de músicos, se encuentran cuatro de Valencia. “Pentathlon” es el nombre del primer trabajo que ve la luz bajo su nombre, Navvier. Cuatro canciones de corte electrónico y barroco que causan cierta incomodidad en el oyente ante la mezcla de estilos. Uno no sabe si tomárselo en serio o a broma. Uno no sabe si golpear el suelo con su zapatilla o prestar atención a las elaboradas melodías que emergen de los clavecines, guitarras eléctricas, violoncellos y timbales.
Lo cierto es que las cuatro canciones que forman el EP, que se estrena este lunes 23, causan una amalgama de sentimientos que sin duda hacen que merezca la pena escucharlo. Y es que por momentos Navvier nos lleva a una cierta similitud con los británicos Muse, a la hora de mezclar sonidos inquietantes pero a la vez interesantes.
El viernes 3 de febrero presentarán los temas que componen su primer trabajo, junto con otros que están por estrenar. Y esto no podía suceder en otro sitio que no fuera el estudio donde precisamente grabaron sus piezas. Porque seguramente, si la posibilidad de grabar un sonido y reproducirlo con la asombrosa sencillez con la que lo hacemos hoy en día hubiera llegado en otra época, quién sabe hacia dónde hubiera evolucionado la industria musical en un tiempo donde la música pop la componía Wolfgang Amadeus Mozart.