PSICODÉLIA HIPNÓTICA EN SIDECAR.

- Crónica Desert Montain Tribe
El pasado jueves 14 la banda británica aterrizó en Barcelona, su primera toma de contacto con el público español. La cita se dio en la mítica sala Sidecar, a escasos metros de las ramblas, un local orgulloso de llevar 35 años al pie del cañón y haber presenciado más de 5000 conciertos.
Si estáis interesados tanto en el recorrido de la banda como en sus últimos trabajos no está demás echar un vistazo a la previa que escribimos hace unas semanas sobre el grupo. Además os explicamos un poco más sobre Vete Vete (la banda que tocó antes) y sobre sus planes de futuro.
Los teloneros Vete Vete, asiduos de la ciudad y de la escena musical catalana, calentaron motores en una sala que no paraba de llenarse de gente. Su estilo after punk junto con sus relajadas letras, crearon un ambiente idóneo para tomar unas cervezas con tus amigos y sin duda alguna, pasar un buen rato.

El breve interludio entre banda y banda dio tiempo a que la sala se completara del todo. Los Lp se colocaron en la puerta, el murmullo del público se escuchaba cada vez más, las cervezas comenzaron a deslizarse por la barra y los primeros rasgueos de guitarra dieron paso a los cabezas de cartel de la noche.
Desert Mountain Tribe se presentó a la sala con un saludo tímido, pero con una presencia apabullante. Su magnetismo no tardó en hacer mella tras las primeras canciones (de su último álbum, por supuesto). Temas como Coming Down, Fell the night o Midnight Sky fueron coreados por un público selecto y entregado.

Take a ride fue su tercera canción, una declaración de intenciones hacia el público y su actuación. La banda invitaba al oyente a sumergirse en un pozo de vibraciones psicodélicas, como la carátula de su nuevo disco nos muestra, una galaxia oscura donde cualquier persona se pueda perder a través de la música.
La audiencia quedó hipnotizada por un show único. El hecho de que nos encontráramos en una sala relativamente pequeña propiciaba un ambiente mucho más cercano en comparación con otros locales como Apolo o Razzmatazz. Las distorsiones, el estilo elegante de la batería de Felix Jahnn junto con la melancólica voz de Jony Balls, sin olvidar sus oscuras letras y directas, lograron llevar la neo piscodelia británica a la capital catalana en una noche realmente difícil de olvidar tanto para el público como para la redactora.
