No diga espectáculo, diga Tangerine Flavour

La noche del pasado 5 de abril pudimos vivir una de esas noches que quedan para el recuerdo. No todos los años se cumplen 10 años como banda y Tangerine Flavour tenían la fecha en la sala El Sol marcada en rojo en su calendario. ¿Qué como fue el directo de la banda en la mítica sala madrileña?, pues como intentar comprender lo incompresible, pero sobre todo de que después de momentos como estos te das cuenta de la historia nunca estuvo escrita, que la escribe cada uno y que más allá del componente de la suerte, que este mundillo tiene mucho que ver, lo que nos dejó bien a las claras es que estamos ante una de las bandas que mejor ha sabido ir creciendo en estos años.

Ibamos con muchas ganas de saber que nos tenían preparados los mandarinos, venían de dos sold outs en Ávila y Alicante, y la puesta en escena no pudo ser mejor. Nos recibieron con cuatro temas seguidos en los cuales mezclaron parte de su extenso repertorio, tuvimos momentos para irnos a su primer disco, deleitarnos con ese country tan suyo que hacen de Tangerine Flavour una de esas bandas que le han un soplo de aire nuevo a la americana music nacional. 

Este fue el inicio de este viaje atemporal por la obra y milagros de Tangerine Flavour. Desde los momentos más rock, pasando por momentos más ¨melosos¨ con temas como ¨God¨, ¨Por la puerta de atrás¨o ese delirio beatlemaniaco que es ¨Empty Fantasies¨, la fuerza e intensidad de la banda iba sacudiendo a una abarrotada Sala El Sol. 

 

Con un repertorio que se fue a la hora y media, juramos que se pasó muy rápido, la noche se nos iba entre temazos, agradecimientos y presentaciones de la banda.  Para los fans más veteranos volver a ver a Miguel Polonio sobre los escenarios fue algo bonito y que le da un nuevo punto a la banda. El unir tres guitarras y cuatro voces es ya rizar el rizo, pero oigan, les sienta tan bien esta mezcolanza que ojalá duré esta unión más allá de la gira del décimo aniversario. No nos podemos dejar atrás a Manu Pino a los teclados, gracias a él se han podido recuperar temas de la banda tocados de la manera en que se grabaron. Y luego está la actual formación de Tangerine Flavour, Miguel Fletcher el cual estuvo, como de costumbre, finísimo a la batería. Alejandro Vizcaíno con sus riffs de guitarra que nos impulsan directamente a los 70 y finalmente las patas principales en las que se apoya Tangerine Flavour, Fernandao Lima y Pablo Martín, dos hermanos de armas que diez años después siguen destilando ese buen rollo y camaradería sobre el escenario.

Y nos tuvimos que despedir de la ciudad sin ley, no sin antes sacar nuestros últimos diez dólares de nuestro bolsillo y darnos el último baile de la noche, en la que Madrid se rindió a sus pies. 

Lo único que le pedimos a la banda es que sigan tan incombustibles como hasta ahora, que sigan desafiando toda lógica y que hagan ver a las bandas que estén empezando, o que lleven un tiempo, que lo importante es disfrutar del camino, más allá de números y de likes en redes sociales.

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